1.- Lavá 2 berenjenas y secalas. 

2.- Cortalas en rodajas con la piel de 1,5 cm y colocalas en un colador. Espolvorealas con 1 cucharada de sal gruesa y dejalas reposar una hora. Enjuagalas bien para quitar la sal, reserva.

3.- Colocá en una cacerola 2 tazas de agua y 2 de vinagre blanco, llevá al fuego. Cuando comience a hervir, agregá las berenjenas y cocinalas por 3 ó 4 minutos. Escurrí y dejá enfriar.

4.- Colocá las berenjenas en un frasco esterilizado, intercalando con 1 cucharada de ají molido, orégano, 1 hoja de laurel, 1 diente de ajo picado o entero. 

5.- Agregá aceite hasta cubrir las berenjenas. Cerrá bien el frasco y llevalo a la heladera, dejalas 2 ó 3 días para que tomen gusto. 

¿Por qué pueden estar amargas y cómo sacarles ese sabor?
En general sucede con las más maduras y es a causa de la solanina, una sustancia que se encuentra en las berenjenas.
Las podés dejar un rato en sal y luego enjuagarlas para quitarles el posible amargor.