SIBO
Aprender Salud

SIBO: Simplificación vs. complejidad

Entrevistamos al Dr. Juan De Paula para saber más sobre lo que está detrás del trastorno funcional de moda.

Entrevistamos al Dr. Juan De Paula para saber más sobre lo que está detrás del trastorno funcional de moda: falsos positivos, el peso de lo emocional, la dieta, la microbiota y las recetas mágicas en las redes. Informe especial.

“Se le adjudica al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por su sigla en inglés) casi todos los trastornos funcionales habidos y por haber. Es una explosión, un fenómeno nacido en las redes sociales. Muchos médicos lo promueven y hay mucha gente desorientada.”

Así comienza el Dr. Juan de Paula Jefe Honorario del Servicio de Gastroenterología del Hospital Italiano de Bs. As. con quien conversamos para conocer mejor la complejidad en la cual confluyen malestares, cambios en la dieta, angustia y también estudios y tratamientos que no siempre ayudan.

SIBO en contexto: un trastorno funcional multicausal

Para empezar es preciso aclarar que los trastornos funcionales no son enfermedades orgánicas pero tienen mucho impacto en la calidad de vida, como el colon irritable, constipación, dolor epigástrico funcional, distensión abdominal funcional… “Y estos son multicausales, es decir que tienen muchos vectores que lo llevan a su manifestación”, destaca. 
 

Una cantidad de síntomas abdominales muy prevalentes. Producen malestar, dolor, distensión abdominal, muchas veces inestabilidad en la evacuación intestinal, tendencia a la diarrea, a la constipación o alternancia entre ambas. 

“Esto tiene un componente muy importante del factor genético, hay gente que jamás va a tener un síntoma y hay gente que sí, que cualquier cosa se lo provoca. Y está en el lenguaje, cuando dicen esto fue un dolor de estómago, ¡qué cagazo! Y todo esto viene de que hay una reconocida influencia de las emociones en el funcionamiento del aparato digestivo”, señala.

Un enorme porcentaje de las consultas ahora se las vincula al sobrecrecimiento bacteriano y al impacto de la dieta. “Y las dos cosas son ciertas, la microbiota tiene que ver y la dieta tiene que ver pero el problema es que ahora se han exacerbado estos dos factores en detrimento de la interpretación, diría, más importante, que es la del impacto emocional”, completa. 

“Está distorsionado el concepto, hoy todo es SIBO. Y esto es en realidad una patita, que puede estar o no, en estos trastornos funcionales.” 

Un círculo vicioso en búsqueda de un diagnóstico

Para un paciente con un trastorno funcional es muy importante tener un diagnóstico, ponerle un nombre a lo que le pasa, ya que genera mucha angustia no saber, preocupa pensar que los síntomas pueden encerrar algo grave y complica la vida cotidiana cargar con el malestar. ¿Qué sucede con este tema?

Una estampida de pedidos de estudios que genera problemas. “Viene un paciente y me dice me tengo que hacer un aire espirado. Esta es una prueba no muy precisa y que se realiza con un azúcar llamado lactulosa que tiene muchísimo falso positivo. Y, además, la interpretación de quienes lo realizan es a favor del diagnóstico de SIBO, por lo que tampoco ayuda”, destaca el Dr. De Paula. 

Diagnósticos no siempre acertados. “Todo esto hace que el diagnóstico sea altamente frecuente cuando, en realidad -si bien hay gente que tiene sobrecrecimiento bacteriano- es mucho más acotada su prevalencia (sí es un fenómeno frecuente en gente mayor de 65, 70 años).”


Buscando alivio: las dietas, el efecto placebo y lo emocional
“Uno dice, ¿qué es comer sano? Verdulería, pescadería y algo de la carnicería, fruta y cocinar en casa, podría ser. ¡Pero el paciente con colon irritable sale mejor de una casa de hamburguesas que comiendo vegetariano! Además están los que padecen migraña y no toleran tuco, crema, chocolate, los intolerantes al gluten, no celíacos…” ¿Qué respuestas suelen recibir las personas ante este problema?

La Dieta Fodmap: una respuesta muy restrictiva. Es una de las indicaciones más frecuentes que se dan buscando solucionar los síntomas. Se originó en la idea de medir la presencia de hidrógeno en el aire espirado ( quiere decir que las bacterias están comiendo la comida, ya que nosotros no producimos este gas) y retirar de la alimentación los alimentos que generen este efecto. 

“Es una dieta muy difundida en la ciencia pero tiene un gran componente restrictivo. ¿Funciona? Sí, pero a costa de sacar un montón de alimentos que no producen síntomas y dejar a la persona ante el famoso no puedo comer nada. Eso produce mucho estrés, mucho impacto en la calidad de vida. Y genera angustia, que no ayuda a mejorar” señala el Dr. De Paula.

El rol del efecto placebo. “Esto es real: cada vez que hacés algo con fe y bajás la ansiedad, porque tenés un diagnóstico y una conducta, los síntomas bajan. Cuando vos ves los efectos placebo de los estudios para trastornos funcionales, vos tenés que superar el 60, 70% de respuesta en el placebo. Después el placebo se agota, pero mejoró un tiempo. Esto también influye.”

Lo emocional tiene un impacto muy grande. “Y es conocido por todos. Pero la compulsión a que desaparezcan todos los síntomas haciendo dietas y tratando el sobrecrecimiento solo con dietas que son a su vez súper restringidas, que impactan en la calidad de vida y no terminan de resolver los síntomas, provocan angustia y frustración, que es lo que generan los síntomas, armando un círculo vicioso. Por supuesto que hay un componente de la dieta y de la microbiota pero los pacientes te dicen ‘cuando me voy de vacaciones, puedo comer de todo’. ¿Y la microbiota? ¿Y la dieta?”

Ni “No tenés nada”, ni “todo es SIBO”. La respuesta está en escuchar, en conocer al paciente.

¿Una dieta con sentido común? “Yo vengo de una escuela muy empírica, del Dr. Luis Bustos Fernández, mi papá (N. de la R.: el Dr. Aldo de Paula), y esa dieta fodmap no tiene lo que la gente dice que le hace mal, que es mucho menos que todo lo que se restringe. Hay un trabajo canadiense que compara una dieta hecha con “sentido común” versus la fodmap y dan igual. 

Complejo no es lo mismo que complicado. “Complicada puede ser una máquina, que es difícil pero lo entendés bien, lo complejo está lleno de interacciones desconocidas y cada botón que apretás, aparece algo inesperado. Todo lo que está dentro de esa especie de caja negra, vos sabés solo el 2%. Al SIBO hoy se lo ve desde una mirada reduccionista y la  mejora de estos temas requieren de una consulta que no lleva 15 minutos, la complejidad de un paciente que quizás es hipertenso, tiene gota y viene con estos problemas, es difícil de encarar ya que necesita de una estructura mayor, es un gran desafío para el sistema de salud”, concluye.

 “Hay gente que no le da bolilla y hay quien construye toda una bola alrededor de esto que le impacta en el trabajo, en la pareja, en todo.”



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