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Aprender Salud

Dolor de espalda: ¿Cómo me lo saco de encima?

Reunimos las opiniones de un médico experto en dolor y una kinesióloga, que abordan este problema desde un enfoque integral, sin soluciones mágicas.

Reunimos las opiniones de un médico experto en dolor y una kinesióloga, quienes abordan este problema desde un enfoque integral, sin soluciones mágicas.

"Algo tengo que hacer con esto porque no doy más. Cuando me muevo, me duele.” Esta frase es muy escuchada por los profesionales que reciben a pacientes con dolor de espalda. Algunos lo padecen por situaciones puntuales o por la suma de varios factores a lo largo del tiempo, como sobrepeso, mala postura, malos movimientos durante el trabajo o la actividad en la casa, etc.

Buscando una respuesta que de alivio y ayude a mejorar, reunimos en esta nota dos testimonios calificados, el del Dr. Eduardo Stonski, Jefe del Área de Evaluación del dolor del Servicio de Clínica Médica y el de la Lic. Graciana García.

Primer paso: perdiendo el terror a moverse
“Cuando me muevo, me duele, es la primera frase que escuchamos en la mayoría de los pacientes con dolores de espalda inespecíficos o lumbalgia crónica”, destaca la Lic. Graciana García, a quien entrevistamos. Y -dado que el movimiento es el “remedio” indicado para mejorar esta situación- superar la barrera del miedo es el primer gran desafío.

Salir de una postura rígida, de defensa. El miedo al dolor hace que uno, por ejemplo, se mueva despacito, pida ayuda para acostarse (el famoso sosteneme, agarrame) y limite cada vez más el movimiento. Esto impide flexibilizar la columna, activar la circulación en los músculos y fortalecerlos. 

“Es muy importante sacarse ese catastrofismo o kinesiofobia: dejar de pensar que el movimiento trae dolor”, remarca. Incluso esto es válido aunque el paciente venga arrastrando estos dolores desde hace muchos años, tenga desgaste articular, artrosis o una hernia discal. “Nada de esto es una catástrofe, si el diagnóstico médico indica que es benigno, funcional, entonces hay mucho para hacer desde el movimiento”, explica.

“¿Qué te pasó? ¿Por qué estás así? ¿Te bloqueaste por algo? ¿Tenés que bajar de peso? Son algunas preguntas que nos dan pistas y ayudan al paciente a tomar confianza.”

La sobrecarga física y psíquica de nuestra columna
“Una manera novedosa de entender al dolor de espalda es considerarlo como un exceso de carga, que supera la capacidad de adaptación de la columna. La carga puede ser física -por un esfuerzo al querer mover un objeto muy pesado- pero también psíquica. Esta última también tiene una implicancia enorme: cuanto más estresado se está, más carga psicofísica hay sobre la columna, sobre los circuitos en general. Quien no se adapta siente dolor, se deprime, incluso se puede infartar”, explica el Dr. Eduardo Stonski.

¿Qué es la capacidad de adaptación de nuestra columna? “Se puede tomar el ejemplo de una goma, si uno la trabaja va a ser más flexible y se va a adaptar mejor, tanto en fuerza como resistencia. Si esa estructura uno no la alimenta bien (comida chatarra, exceso de fármacos, cigarrillo, alcohol) y no la entrena (sedentarismo y malas posturas), pierde adaptación y se llega al dolor.”

“Por ejemplo, ¿por qué no se lesionan los deportistas jóvenes? Porque tienen una enorme capacidad de adaptación a la carga. ¿Y por qué sí se lesionan los mayores? Porque la suya es muy pequeña, no es la misma para todos”, completa.

“Los masajes alivian momentáneamente pero no curan, son pan para hoy y hambre para mañana”.

Más ejercicio, menos noticieros: las claves para mejorar. Ambos profesionales coinciden: no hay una solución mágica para el dolor de espalda, pero está comprobado que mejora al realizar cambios en la dieta y al incorporar el ejercicio a las rutinas de todos los días. 

“Los fármacos los conocen todos. Entonces, si te hicieron poco efecto ¿no pensás que faltaba algo en tu tratamiento?”

“Algo tan sencillo como caminar sirve para tomar confianza”. Esto afirma la Lic. García, haciendo hincapié en cómo ir dejando el miedo atrás. Y añade que “caminar activa al corazón, viaja más sangre a las células, hay mayor aporte de oxígeno, de nutrientes, se liberan endorfinas... Te sentís mejor. También la natación o algún tipo de danza (siempre de bajo impacto), stretching o chi kung, yoga. ¡Hay muchísimas posibilidades!”

“Para volver a oxigenar el tejido es necesario que circule sangre, por eso la importancia del ejercicio aeróbico”. El Dr. Stonsky reflexiona sobre los desafíos de cada etapa de la vida: “Se puede a cualquier edad, la cuestión es cómo adaptarlo según las posibilidades. Uno siempre explora, el adulto mayor -algo que aprendí de la gente- suele aceptar más rápido el ejercicio si ya lo practicó alguna vez. Uno intenta que recuerden ese entrenamiento y suele ser una estrategia exitosa. En el otro extremo están los abuelitos Winnie Pooh que caminan como ese osito y sólo van del sillón a la heladera. Allí está el desafío más difícil”.


3 mitos sobre el dolor de espalda

El Dr. Stonski reflexiona sobre algunas creencias que circulan alrededor del dolor de espalda.

¿El cuerpo se acostumbra a los antiinflamatorios? Si uno pensara que la gente se adapta, estos no se venderían tanto. Lo que puede confundir es que estos tienen lugar solamente en las patologías agudas, cuando uno se golpea y se inflama con un componente de prostaglandinas. Pero los dolores crónicos tienen poco de este componente y mucho de la llamada inflamación neurógena, sin oxígeno, que no responde bien a los antiinflamatorios. Entonces, el efecto del fármaco ante este dolor crónico es casi nulo. Nosotros siempre remarcamos “no tome diclofenac por esto, usted ya lo tomó mucho. Piense que, tal vez, tiene otra cosa”.

¿Todo lo que duele es artrosis? No hay dudas de que mucha gente la padece pero esto no implica que sea siempre la causante de dolor. Según estudios científicos, el 70% de las personas mayores de 64 años tienen algún tipo de artrosis pero son asintomáticos. En los adultos mayores, por ejemplo, la patología siempre va a ser sumada, los dolores de espalda van desde la columna hasta la rodilla y pueden mejorar, por ejemplo, con un calzado que compense la diferencia entre una pierna y otra. Un pequeño porcentaje de ese dolor se lo lleva la artrosis, esa es la experiencia que vemos en el consultorio. También suele pensarse que la causa del dolor es una hernia que aprieta un nervio. Pero en las mayoría de los casos esta no es la causa, son los músculos y tendones los que están afectados. Y estos responden bien a las intervenciones.

¿Ser viejo significa tener dolor? El dolor es un círculo vicioso, el famoso “porque me duele, me quedo quieto”. Entonces, cuanto menos me muevo, cada vez estoy más limitado por el dolor. En cambio, si yo mejoro esta capacidad de carga y agrando mi capacidad de adaptación, me enojo menos con mi suegra, con mi jefe o con mis hijos, cambio la silla del trabajo o el mouse, voy a caminar y me alimento mejor, puedo tener una analgesia -una protección del dolor- que no es farmacológica y puede lograrse a cualquier edad.

 

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Aprender Salud Contenidos educativos - Marzo 2022