Aprender Salud
¿Será verdad que hay que tomar dos litros de agua?
Hay una idea muy extendida de que se deben tomar dos litros de agua diarios. ¿Esto tiene algún sustento científico?
En realidad no hay evidencia de que esto sea beneficioso para la salud, algo que permita que los médicos hagamos esta recomendación en forma generalizada, como se escucha frecuentemente.
Lo que el cuerpo necesita es una cantidad de líquido que permita que el riñón haga su trabajo de filtrar toxinas y además se reponga la pérdida de agua producida por la transpiración, la orina y las heces. Esto suele suplirse simplemente con las comidas y bebidas que ingerimos en el día, sin necesidad de agregar mucho más.
¿Cómo saber si estamos recibiendo la cantidad necesaria de líquido?
El regulador natural es la sed. Un adulto sano en condiciones normales toma habitualmente la cantidad de líquido necesaria para su organismo en su ingesta diaria. Si su organismo requiere más de lo que está recibiendo, lo alertará a través de la sed.
Cuando hablamos de líquido, no nos referimos sólo a agua, sino a todas las bebidas y alimentos que consumimos normalmente que la contienen, como frutas y verduras, leche, gelatina, infusiones, sopa, etc.
Dos grupos a los que hay que prestar un poco más de atención son los bebés y las personas mayores, porque son más vulnerables a la deshidratación y el mecanismo de regulación de la sed funciona menos ajustadamente. De todas maneras, esto no significa estar todo el día bebiendo agua por las dudas, sino por ejemplo, en caso de saber que esa persona perdió líquido, reponerlo
aunque no tenga tanta sed.
¿Hay situaciones en que es necesario beber más agua?
Sí, cuando la pérdida de líquido es mayor, como por ejemplo en días de mucho calor, luego de una actividad física intensa o en casos de fiebre, diarrea o vómitos, conviene tomar liquido. Además, como medida preventiva, en algunas enfermedades se aconseja tomar más agua, por ejemplo en las personas con tendencia a tener infecciones urinarias o cálculos renales (aunque no en la etapa aguda, cuando el síntoma está instalado, porque podría aumentar el malestar). Por el contrario, hay otras enfermedades donde la ingesta de líquido está restringida.
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Fuente: Revista Aprender Salud -Año 2 - Número 7 - Diciembre 2009.