Hans Movarec fue un investigador austríaco especialista en robótica que en colaboración con Rodney Brooks y Marvin Minsky, otros notables de la disciplina, formuló una paradoja que lleva su nombre.

Dicha paradoja plantea, en las propias palabras del creador, que "es relativamente fácil conseguir que los ordenadores muestren capacidades similares a las de un humano adulto en un test de inteligencia o a la hora de jugar a las damas, y muy difícil lograr que adquieran las habilidades perceptivas y motoras de un bebé de un año".

Lo que es difícil para los humanos es fácil para los robots y viceversa. Si bien fue relativamente sencillo que las computadoras fueran exitosas en la resolución de problemas lógicos, más complicados para un adulto, las habilidades mentales que tiene un niño, como reconocer una cara, levantar un lápiz, caminar y entre otras, resultaron problemas más complejos para una computadora.

La Dra. Campos Castolo llevó esta paradoja al campo de la educación en salud para resaltar la dualidad existente en la que la tecnología puede manejar tareas de complejidad cognitiva, como el análisis de grandes conjuntos de datos médicos, pero, sin embargo, se ve limitada significativamente al intentar replicar las competencias humanas esenciales como el razonamiento clínico, la toma de decisiones éticas y la habilidad para la interacción empática. La profesora de la UNAM, sostiene que esta situación plantea una enorme oportunidad para enfocarse en el fortalecimiento de las habilidades inherentemente humanas y el aprovechamiento de las facilidades que la tecnología ofrece, en los diferentes ámbitos de la atención a la salud. 

A su vez, el análisis de la disertante profundiza en la implementación de la salud digital y la intersección entre tecnología y humanidad. Mientras la telemedicina y los registros médicos electrónicos ofrecen eficiencia, también plantean desafíos éticos, como la privacidad y la equidad. En este caso, la paradoja de Moravec se manifiesta en la incapacidad de la inteligencia artificial para realizar razonamientos clínicos, destacando la importancia de un escrutinio ético riguroso en la educación médica.

Enfatiza además que, aunque los chatbots pueden responder preguntas médicas, carecen de la capacidad de manejar situaciones emocionalmente complejas. Por ello, subraya la necesidad de formar a los médicos en habilidades humanas esenciales, como la empatía y la ética, incluso en un entorno digital. Y respecto al diseño de planes de estudio, propone que integren efectivamente la tecnología, a partir de la inclusión de módulos sobre tecnología y ética, desarrollo de habilidades socioemocionales, toma de decisiones clínicas y educación continua. También aboga por un enfoque equilibrado que reconozca la conexión inherente entre las capacidades tecnológicas y las competencias humanas en la educación médica.

Conclusión

Aunque la tecnología ofrece herramientas poderosas para mejorar la eficiencia y la efectividad del aprendizaje, la paradoja de Moravec, nos recuerda que hay aspectos de la medicina que son intrínsecamente humanos y no pueden ser completamente automatizados o replicados por máquinas. 

Estos hallazgos sugieren que un enfoque equilibrado que integre la tecnología y la humanidad es crucial para el desarrollo futuro de la educación médica. Esta perspectiva podría ser relevante en la formación de nuevos profesionales, quienes deberán navegar un entorno médico cada vez más digitalizado, mientras mantienen las competencias humanas esenciales 

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