Aprender Salud
Adolescentes y el control médico
La consulta, en esta etapa de cambios, puede ser un espacio de creciente confianza y seguridad tanto para los adolescentes como para sus familias.
Habitualmente la adolescencia comienza entre los 10 y los 12 años y dura hasta los 20 ó 22. Durante los primeros años, las consultas se programan cada seis meses y a partir de la adolescencia media (entre los 13 y 14 años) se realiza un control anual que, por lo general, coincide con el pedido del apto físico para el colegio.
Los adolescentes, en general, no tienen problemas de salud importantes. Hay situaciones a las que hay que estar atentos como, por ejemplo, el esquema de vacunas, la posibilidad de problemas de columna o su adaptación al secundario, tanto en el rendimiento como en el aspecto social. En las mujeres, la primera menstruación y los ciclos posteriores, muchas veces generan dudas y ansiedad. Para los varones, la altura es importante y como las chicas suelen desarrollarse primero, los padres se preocupan porque ven a su hijo como “el más petiso de la fila”, algo que, generalmente, es normal.
La consulta. Consta de tres momentos, hay una parte que se da con los padres presentes, aclarando que la confidencialidad y el secreto profesional de la consulta serán respetados; una segunda que consiste en el examen físico y la entrevista en soledad con el adolescente (allí suelen salir algunos motivos más que el “vine porque me trajeron”); y la última, cuando se vuelve a llamar al acompañante para la devolución en conjunto y se pacta el seguimiento.
Los padres, al principio pueden sentirse incómodos cuando los “sacamos” del consultorio, pero con el tiempo se acostumbran y solicitan ellos retirarse luego de comentar sus preocupaciones.
Los temas más frecuentes
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Todos estos temas se tocan en cada encuentro porque, aunque ya nos los hayan contestado, pueden producirse cambios entre las consultas.
Autonomía y confianza, dos grandes desafíos
Los adolescentes construyen su identidad personal, social, sexual y van logrando -de a poco- su autonomía. En este punto es donde los padres, si bien acompañan, se irán corriendo del rol de “llevarlos y traerlos” para que comiencen a manejarse solos, proceso gradual que se da según los tiempos de cada uno. El médico acompañará el proceso alentando a cada una de las partes. A veces, los conocemos desde sus primeros años de vida porque somos pediatras, lo cual genera un lazo de mucha confianza con ellos y su familia.
También saben que pueden comunicarse con nosotros a través del correo electrónico, conocen nuestros horarios de atención y pueden acercarse solos, con o sin turno, ya que tenemos una amplia disposición para atenderlos y facilitarles el acceso. El Portal de Salud, además, es otra herramienta que a partir de los 13 años pueden manejar ellos mismos para contactarse.
Hoy los chicos llegan muy informados. En algunos temas, incluso, saben qué tienen que decir para evitar que el médico se preocupe, manejan la tecnología de manera asombrosa. Pero los padres tienen que saber que, por más que ellos tengan acceso a la información, necesitan siempre alguien que se los explique, leer no asegura que entiendan o que accedan a un material de buena fuente.
En esta etapa, por más que implique esfuerzo, necesitan límites, ser escuchados y tener una devolución desde la mirada del adulto, transmitiendo la experiencia personal, para que se enriquezcan, pero no desde el deber ser sino desde la contención.
No cuidarse puede tener riesgos, Internet también los puede tener. El control de los padres -siempre respetando la privacidad- es importante desde la niñez.
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